
-Hay suficiente comida para el fin de semana- dijo su madre, tomándola del brazo.
-gracias, mamá.
-¿estarás bien?
-sí- respondió, mirándola a los ojos- no te preocupes- no podía dejar de pensar que estaría sola, completamente sola. Después de dejar a su madre en el aeropuerto, regresaba a su casa, harta un poco del tráfico y otro tanto por el calor que hacía en la calle. En las escaleras del edificio, se desabotonó un poco la blusa, para recuperarse un poco. Quizá lo encontraría en el camino, corría para que eso no sucediera, entró directo al baño, a preparar la tina. Por la noche saldría con unas amigas a un bar, preparándose para salir, escucha el timbre de la puerta, era él, con sus pantalones ajustados y una playera con la que no disimulaba nada los músculos.
-¡Hola!
-¡Hola!,¿Cómo estás?
-bien gracias, oye solo vine porque tu madre me dijo que saldría de viaje, y pues...cualquier cosa que necesites, puedes buscarme, ¿está bien?
-claro, muchas gracias-no pudo evitar el comenzar a sudar, las manos le temblaban, la palidez no se hizo esperar.
-¿estás bien?- entró tomándola de los brazos y sentándola en el sillón.
-sí, no te preocupes, solo se me bajó un poco la presión- cada roce de sus manos en sus brazos le hacía sentir un cosquilleo por todo el cuerpo.
-¿estás segura, puedo dejarte?
-sí....oye, en un rato saldré con unas amigas ¿quieres venir?-se sorprendió a sí misma haciendo la pregunta, anticipando un no.
-claro, ¿a dónde irán?-a un bar que está cerca de aquí
-bueno, voy por mi chamarra, así puedo estar al pendiente de ti.
-bien, aquí te espero- se levantó del sillón aterrorizada, corría a su recamara, corría al baño, ¿qué pasaría?. Unos minutos más tarde, volvió y se acomodó en una silla frente a ella.
-bueno, y ¿a qué hora llegarán tus amigas?
-no deben tardar, quedamos que estarían aquí hace una hora- en ese momento suena el teléfono y ella contesta:-Hola. Bien. No te preocupes, ya será otro día.- su mirada se apagó por completo, se había ido la oportunidad de salir con él, cuelga el teléfono.
-¿qué sucede?
-se canceló, tuvieron algún problema
-bueno, ¿quieres unas cervezas?
-¿en serio? no tienes qué hacerlo
-a mi también se me antojó- tomó su chamarra, y la tomó del brazo para que salieran a comprar algo.
-no, yo tengo aquí- las tomó del refrigerador, bebieron por mucho tiempo, platicando sobre los amigos, las fiestas, y sobre novios, nuevamente se sentía acalorada, excitada, de pronto él se acercaba un poco más y le tocaba una mano, luego la pierna, se sintió húmeda y no ponía atención a lo que él decía, solo sus manos estaban en su mente.
-ya tengo que irme
-no, no te vayas, quédate.
-no puedo hacer eso, ¿qué quieres hacer?
-no quiero estar sola- él se acercó un poco más a ella y le acarició el cabello
-está bien, ¿quieres otra cerveza?
-no- tomó su mano y comenzó a besar los dedos.
-¿qué haces?-preguntó sin retirar la mano, eso le había agradado, ella lo besó.
-ven- lo llevó a su habitación de la mano. Sentados en la cama, él comenzó a desnudarla. Ella lo ayudaba, y desabotonaba su pantalón. Se moría de ganas de verlo.
-¿quieres tocarme?- le dijo ella, estirando su mano. La colocó en su seno y le mostró cómo era que quería ser acariciada. Escuchaba su respiración y él tomó su mano y la dirigió a su sexo, de vez en cuando le marcaba el ritmo, la intensidad de la caricia, de pronto, se detuvo, la empujó a la cama abriendo sus piernas, y le besó el sexo. Cerró los ojos y respiró con fuerza. Escuchaba sus gemidos y le gustaba tanto que fue subiendo el tono hasta gritar. Mientras el besaba, tuvo un orgasmo. Era la primera vez que sentía algo tan fuerte. Trató de alejarlo, pero fue en vano, la cara de él estaba empapada y continuaba. Se alejó de él. Ahora era el turno de ella, lo tomó de nuevo y comenzó a hacer lo mismo, ahora ya sabía cómo hacerlo. le hacía estremecerse. Lo escuchaba decir que no se detuviera, y aceleró el ritmo. Eyaculó casi enseguida. Ella no permitía que se alejara, tomó una sábana y limpió su cara. Se recostaron en la cama y durmieron hasta casi el mediodía.
-Es hora de irme
-está bien, ¿te veré hoy?- dijo ella con una gran sonrisa en su rostro
-claro, estaré cuidándote nuevamente- sonrió y le besó la frente, había olvidado por completo que ella tenía 7 años menos que él.
-te estaré esperando. Nuevamente llegó la noche y se encontraron en el mismo sitio, y aprovecharon el tiempo a solas, hasta el día que debía regresar su madre, jurando que se encontrarían en cuanto tuvieran la oportunidad. Cuándo llegó su madre, ella dormía, entró en su habitación y la tocó en la frente.
-he llegado, hija
-¡Hola, má!, ¿cómo te fue?
-ya sabes, trabajo y trabajo, y ¿a ti? no pude dejar de notar que no comiste nada en todo el fin de semana
-oh, si comí, pero lo hice fuera, el vecino se encargó de que lo hiciera
-bien, sigue durmiendo, mañana es día de escuela, no querrás llegar tarde.
-no. Que descanses, madre.
-Buenas noches.